Leyenda "La Tulevieja"

Esta era una viejita que vivía cerca del río Virilla en una casucha destartalada por el tiempo, usaba para taparse del sol un gran sombrero de “tule”, hoja amplia de la planta del mismo nombre.

¡Se lo va a llevar la vieja de la tule!, decían a aquellas criaturas que amedrentadas huían al verla recogiendo leña cerca del río.

Al pasar de los años, ésta se convirtió en una leyenda describiéndola de la siguiente manera:

“Gran sombrero de tule, pechos al desnudo, patas de gavilán, alas de murciélago, rostro de bruja y carga de leña.”

Se dice que alza vuelo y cae sobre la persona despedazándola cuando esta se encuentra en pecado mortal.

La Tulevieja era una señora entrada en años y mañas. Se dice que hasta dormía con el sombrero puesto, deformado, sucio, con un aspecto de chupón.

La chiquillería burlona le puso el apodo de Tulevieja, y se complacía en molestarla. Ella entraba en enojo y, si tenía una rama a mano, corría tras ellos, tratando de alcanzarlos para darles su merecido. Nunca lo lograba. Sus bravatas estimulaban a los traviesos muchachos.

La Tulevieja iba a los cafetales a buscar “charramasca”, o sea, leña menuda. De paso, cargaba un racimo de plátanos sobre su cabeza. El tule, cada día más renegrido.

Un día el viento le voló el sombrero que cayó sobre las turbulentas aguas del entonces crecido río Tiribi, arrastrándolo en su corriente. Ella voló en su persecución. La cabeza de agua de la gran creciente la ahogó.

La Tulevieja

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